lunes, 15 de noviembre de 2010

Anita

Hace 4 años se casó mi mejor amiga, Ana. La planificación había sido perfecta, el casamiento era original, el ambiente no podía ser mejor.
Le ofrecí a Ana tocar en la ceremonia como parte de mi regalo, ya que hacía un tiempo que me dedicaba a esto y me parecía muy emocionante hacerlo para ella. Ana me dijo que le encantaba la idea, y que si podía buscarle una cantante porque había soñado toda su vida con el Ave María cantado durante la ceremonia.
El día del casamiento fui con el pianista y con una cantante que tenía una hermosa voz, y que era muy bonita además, segura de que le iba a cumplir el sueño a mi amiga de toda la vida. Hablé por teléfono con ella justo antes de que llegara en el auto y le aseguré que todo iba a salir perfecto…
En el momento que entró se me llenaron los ojos de lágrimas. La conocía desde que éramos chicas, y mil veces habíamos hablado de este momento… y en ese momento Belén empezó a cantar y ahí me di cuenta del error que habíamos cometido…Todo los invitados se dieron vuelta buscando la voz, y cuando vieron de donde venía, se quedaron hipnotizados mirándola.
En ese momento no le pude ver la cara a Anita porque estaba de espaldas, pero sentí que algo andaba mal. Después me dijo que había sentido que le habían robado el momento, que lloró durante todo el trayecto hasta el altar pero no de emoción sino de amargura.
Desde ese día dejé de trabajar con cantantes y empecé el dúo de violoncello y piano. A Anita todavía le pido disculpas…

Escribínos si tenés historias o anécdotas de casamientos que quieras compartir…

No hay comentarios:

Publicar un comentario